Cuando los significados sobre los que se construye tu marca son relevantes para tus públicos, perciben más valor en tus productos y servicios; están dispuestos a pagar más y es más difícil que se marchen por la puerta de atrás cuando hay una alternativa más económica en el mercado.

Si por el contrario, los relatos que cuenta  tu marca no empatizan con tus clientes  (ya se porque se construyen desde  significados muy genéricos, son distantes  en el tono, lo podría decir la competencia, son ambiguos, etc.), el mercado empuja a tus productos a competir por precio: se vuelven comodities, y entrar en nuevos  puntos y canales de distribución es cada vez más complicado.